miércoles, 2 de julio de 2014


Primer Encuentro:  

Analizamos entre todos las diferentes imágenes, observamos sus vestimentas, imaginamos las posibles relaciones que tienen entre sí.   Luego fuimos comentando ¿qué es lo que representan esas imágenes? ¿Que relaciones tienen entre sí las personas que están en la foto?.  



Foto 1

Foto 4
 Fotos: 1 y 4.
Los matrimonios infantiles constituyen una violación de los Derechos del Niño y, en particular, de los de las niñas. Despojadas de su infancia, se transforman en esposas y madres sin contar aún ni con la madurez ni el discernimiento necesarios para aceptar y entender lo que el matrimonio significa e implica.
En algunos países es costumbre que las familias elijan al marido o la mujer de sus hijos. Por lo tanto, a menudo ocurre que un hombre joven o una mujer joven es casado(a) sin su consentimiento. Esto es lo que se conoce como matrimonio forzado.
Cada año, millones de niños y niñas son casados contra su voluntad o sin entender realmente las consecuencias de lo que están consintiendo. La ambigüedad que existe entre el matrimonio forzado y el matrimonio concertado impide una determinación precisa del número actual de niños -y sobretodo niñas- que son casados y casadas a la fuerza. No obstante, ya sea concertado o forzado, el matrimonio infantil constituye una violación de los derechos fundamentales de niños y niñas.
En 2005, en los países en desarrollo más de 65 millones de mujeres de edades entre 20 y 24 años, fueron registradas como casadas antes de cumplir los 18. Más de 30 millones de estas mujeres vivían en el sudeste asiático. En Nepal, el 7 % de las niñas fueron casadas antes de cumplir 10 años de edad.

Foto 2: Octubre de 1901, el sexto presidente de la Iglesia Mormona, Joseph F. Smith, con sus 6 esposas y 48 hijos
Foto 2:
La poligamia o matrimonio plural, como se le llama con frecuencia, fue instituida por Smith como una práctica de la Iglesia Mormona. Probablemente no hay tema más controversial para la Iglesia Mormona que la poligamia, tanto entre sus miembros, como entre sus críticos. La Iglesia oficialmente puso fin a la práctica de la poligamia en 1890, pero su condición como una doctrina del mormonismo avergüenza y confunde a algunos de sus miembros, y es explotada por los detractores de los mormones.
Las únicas razones de las Escrituras para la poligamia son para multiplicar y henchir la tierra y levantar posteridad justa (Doctrina y Convenios 132:63; Jacob 2:30). La Iglesia Mormona nunca ha renunciado a la poligamia como una doctrina, a pesar de que actualmente la prohíbe en la práctica. Se trata de un tema de gran controversia entre los creyentes y no creyentes por igual, a medida que tratan de entender el evangelio con los climas sociales y los tabúes actuales.


Foto: 3
Los Wayúu: Habitan en el estado Zulia, Mérida y Trujillo y su territorio originario es denominado la Guajira, en el Municipio Páez, habitan entre Colombia y Venezuela
Arelis Uriana, Wayúu de nacimiento, cuenta como en su pueblo el hombre interesado en una mujer -que le corresponda- debe enviar en horas de la madrugada, a alguno de sus tíos maternos para que lo represente ante el padre de ella, y le notifique sus intenciones de unión con su hija (ó sobrina, pues allá se vale hablar también con los tíos maternos ya que ésta es una sociedad Matri-lineal).
Sí es aceptada ésta relación, las familias de ambos dialogaran y posteriormente fijarán la fecha de formalización de la “unión en Matrimonio”, mediante acta elaborada por los hombres del Cabildo Gobernador (especie de notaria), quienes establecerán además en dicho acuerdo, la fecha límite para que el novio cumpla, antes del matrimonio, con “La Dote” exigida por sus suegros, y la cual representa el merecimiento de aquel respeto, estima y aceptación que han de demostrarle, una vez él se convierta en el marido de su hija.


Fotos: 5 y 8
Los Mosuo viven una región que estaba aislada del resto del mundo hasta la década de 1970. Este grupo de 40.000 personas viven bajo las leyes del matriarcado.
Se trata de una tradición nacida hace miles de años, cuando era normal el matriarcado en la China rural, según dicen los sociólogos. El matrimonio ambulante es, quizá, el legado de una época en la que era frecuente que los padres murieran en guerras, vivieran como nómadas o fueran monjes budistas que habían hecho voto de castidad y, por consiguiente, no iban a reconocer a su descendencia. En ausencia de los hombres, las mujeres recogían las cosechas, daban de comer a las familias e imponían las normas.
Los miembros del clan eligen a una mujer de un grupo de hermanas para ser la matriarca. Con la ayuda de sus hermanas, ella cuida de los asuntos económicos y sociales de la clan-casa; es la administradora de todas las posesiones del clan: la casa, los campos, los animales domésticos y el alimento, así como los caballos, que son utilizados sobre todo por los hombres del clan, de sus hermanos y de los hijos.
Casi sin excepción, los hombres siguen viviendo, incluso después de ser padres, en casa de su madre, y ayudan a criar a los hijos de sus hermanas.
Los hombres y las mujeres nunca viven juntos; el hombre se encuentra, por las noches, a solas con su amada. El hombre mosuo tiene, pues, que ejercer el papel de tío donde se ocupa de los sobrinos. Los hombres están a cargo de la ganadería y la pesca; aprenden estos oficios, de sus tíos y más hombres de la familia tan pronto como tengan la edad suficiente.


Foto 6: Los Himba:

Kaokoland, una inmensa y casi despoblada región en el extremo septentrional de Namibia, es la morada de una de las tribus más interesantes y mejor conservadas del continente negro: la de los himba, de tradición familiar y ganadera.
En la cultura Himba la imagen y el aspecto físico son, después del ganado, lo más importante en sus vidas y no poseen otro arte plástico que el que crean sobre su propio cuerpo. El adorno más valioso es el Ohumba, una concha de mar que consiguen por intercambio con las vecinas tribus de Damaraland. Su peinado no sólo tiene una función estética, realzando las líneas alargadas de la cabeza, sino que además sirve para expresar la posición social. Pero lo que realmente hace diferente a las Himbas del resto de las tribus del sur de África es el color rojizo de su piel.
El jefe de cada tribu es además su líder espiritual. Se permite la poligamia; sin embargo el máximo de tiempo que un hombre puede pasar con la misma esposa sin atender a otra es de dos noches. El sistema de administración de justicia gira en torno a reuniones de los jefes de tribus para decidir el pago de la multa a imponer; todas las multas consisten en un pago en cabezas de ganado.

Cada mañana la mujer himba realiza una serie de rituales para su aseo curiosísimos. Una de las mujeres de la tribu nos enseñó en qué consistían. Dentro de sus chozas guardan numerosos frascos de barro con diferentes ungüentos. En uno de ellos, el más grande, es donde tienen la mezcla de manteca de vaca y el polvo resultante de machacar una piedras rojizas. Con esto es con lo que cada mañana se untan el cuerpo. No sólo les da ese color rojizo típico de las pieles himba, sino que les sirve para protegerlos del sol y de los mosquitos. Con esto untan también sus cabellos dándoles las formas de trenzas, por ejemplo. El peinado de la mujer himba depende de su estatus dentro de la tribu.




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